Consumo responsable ¿Para qué?
El destino nos está alcanzando, a veces creo que somos protagonistas de alguna película futurista, donde veríamos; destrucción, hambruna, desastres ecológicos, sin embrago, lo empezamos a percibir en el presente. Una muestra de ello son los acontecimientos que vivimos día a día, vivir en una gran urbe tiene su precio, y lo estamos pagando, a mayor población, mayor demanda de servicios que a su vez genera crisis ambiental como; falta de agua, desempleo, delincuencia, consumismo, mayor producción de desechos, vialidades saturadas por automóviles, emisión de gases tóxicos, inundaciones, la lista sin duda es larga. Más allá de las ciudades, la crisis del campo mexicano, deforestación, narcotráfico, etc., problemáticas locales que derivan en catástrofes planetarias como el cambio climático y la reducción de la capa de ozono.
Con la explotación desmesurada de los recursos naturales, los intereses políticos y económicos, con disfraces de cumbres, acuerdos y compromisos mundiales, estamos obedeciendo el modelo de desarrollo capitalista que ha provocado alteraciones al medio ambiente natural y social, que nos afectan como humanidad. Lo anterior, me lleva a pensar que cada vez tenemos retos más difíciles de enfrentar como humanidad, sin embargo; creo que si no hubiera esperanza, las investigaciones, las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, las alternativas de desarrollo sustentable y aún la educación ambiental, no tendrían razón de ser, todo sería en vano. Por tanto, una posición estéril e inerte no es la apropiada ante una problemática que compete a todos.
En este presente amenazante, ante un futuro incierto, vivimos, estoy cierta que, entre más informados estemos de nuestras realidades, podremos detectar posibilidades de acción, implementar estrategias, proponernos metas y retos, a través de la educación ambiental para propugnar un mejor futuro para todos los que habitamos el planeta.
Como país tenemos grandes desafíos, sin embargo, desde nuestro contexto, podemos buscar alternativas. Después de 26 años de servicio en el magisterio a nivel primaria, considero que la base fundamental de la educación es la práctica docente, porque gracias a los saberes, habilidades y actitudes de los profesores de cada escuela, en colegiado, se tiene la posibilidad de construir una intervención pedagógica, donde emanen propuestas de aprendizaje para la vida a través de la educación ambiental. Con el simple fin de compartir con los que nos rodean lo mejor de nosotros y nuestra percepción del mundo en la construcción de caminos que contribuyan a mejores alternativas de convivencia.
Actualmente tengo la función directiva de la escuela primaria oficial “Kyoto” turno matutino y considero que el papel del educador debe ser proactivo de procesos generadores de cambios de actitud, en beneficio de nuestro entorno social y natural con responsabilidad tanto individual como colectiva ante las amenazas y crisis en las que nos encontramos inmersos. “Los procesos formativos vinculados con lo ambiental buscan otorgarle una mayor libertad al docente para implementar, desarrollar y reinventar estrategias de trabajo desde su salón de clases y desde la realidad ambiental que comparte con los educandos…como el escenario ideal para arribar a mejores condiciones de bienestar” (Arias 2009: 107). La educación la concibo como motor de cambio y a la educación ambiental como la vía de acceso en la generación y recreación de conocimientos, habilidades, valores, aptitudes y actitudes, que me permita desde mi quehacer docente, mirar el mundo desde una perspectiva crítica y analítica de las realidades actuales, a favor y mejoramiento del medio ambiente en que vivo.
Por lo anterior, propondré una intervención pedagógica en la escuela primaria en la que laboro a través de temas transversales desde la educación ambiental, a fin de acrecentar la cultura ambiental entre la comunidad escolar.
Primero indagué, a través de encuestas y observación directa, cuáles son las necesidades pedagógicas y sociales que desde su quehacer detectan los profesores de la escuela primaria “Kyoto”. Después observé que muchas de nuestras inquietudes iban en función de los modos de consumo de los profesores y de los niños, ya sea al alimentarse, a los medios de comunicación (televisión), y su relación con los juegos y juguetes, por tanto, surgió el cuestionamiento en colegiado: ¿Podremos como educadores generar una educación de consumo responsable?
De ahí intentar ver a la educación ambiental como una oportunidad para reflexionar primero en la búsqueda del origen de la crisis ambiental, observando el modelo de desarrollo y el estilo de vida social actual, para pensar en las consecuencias individuales, sociales y ambientales que conlleva, recapacitar acerca del consumo que como adultos tenemos y luego poder incidir en los niños y sus familias, haciendo análisis socio-histórico del modelo de desarrollo, reconceptuando el papel de la educación en México, para construir un puente entre la escuela y la vida, relacionando, lo que se enseña en contenidos de planes y programas de la Secretaría de Educación Pública, con lo que se aprende y aplica en la vida buscando un beneficio futuro para todos.
El tema del consumo es central, apasionante y apremiante en la sociedad actual y se ha puesto a discusión y análisis en juntas de consejo técnico consultivo y espacios de intercambio entre los docentes.
Educación ambiental y consumo responsable en la escuela
“El consumismo -la práctica y acción de consumir
no sólo se observa como actitud y hábito irracional
al superar el umbral de las necesidades del sujeto, sino
que afecta por sus consecuencia a la comunidad entera”
Lipovetsky
La educación ambiental se presenta como estrategia ante el problema del consumo, requiere de dos perspectivas: la individual o formación personalizada y la social o necesaria toma de conciencia grupal o comunitaria. Pedagógicamente hablando pueden distinguirse dos etapas en la educación del consumidor; la primera de ellas, de tipo educativo-orientativo, centrada en la cuestión económica y en la calidad del producto, como elemento motivador del gran público —comprar mejor por menos dinero—. Su objetivo sería el logro de la responsabilidad personal y la racionalización de los hábitos consumistas. Una segunda etapa, que podríamos llamar auténticamente pedagógica, pretendería superar el sentido educativo-orientador por el de un armazón de conocimientos e informaciones que de forma global y total pretenden en todos los órdenes defender al ciudadano de los problemas y peligros inherentes al consumismo. Y esta última, es el sentido de la propuesta de intervención pedagógica expuesta en este trabajo.
Dentro del contexto particular de la escuela mexicana, uno de los retos primordiales es consolidar la incorporación de la dimensión ambiental al Sistema Educativo Mexicano, en todos sus niveles, con el fin de potencializar nuevos espacios, otras miradas y diferentes propuestas en referencia a la problemática ambiental, desde una visión pedagógica, a través de la práctica docente.
La relación que el consumo posee con la salud y con el medio ambiente, evidencia la necesaria inclusión de la educación ambiental dentro de los proyectos educativos de ámbito social e incluso planetario. Educar para el consumo no es sólo educar para defender derechos individuales y comunitarios sino también para frenar presiones que afectan a la salud de la humanidad. Que mejor que hacerlo desde la escuela, educando para el bienestar común. Debemos inculcar una “Educación orientada a la vida” de forma que las personas no se sientan obligadas a respetar la naturaleza por deber sino a respetarla por su valor mismo, por la alegría y el gozo que produce salvaguardar aquello a lo que se tiene aprecio profundo, y no a consumir sólo por consumir” (Cortina, 2008: 77).
La población infantil es la parte más vulnerable de la sociedad de consumo, ya que a través de los medios de comunicación se les bombardea con información, presentándoles productos atractivos siendo inductores del consumo de los adultos con los que conviven. “La educación constituye la piedra angular de la protección del consumidor, entendiéndose la misma como formación del consumidor desde las edades más tempranas y tiene como objetivo educar y formar niños y jóvenes para que sean consumidores críticos, solidarios y responsables, que sepan tomar decisiones ante las numerosas ofertas que les ofrece la sociedad del consumo” (García, 1999: 132). En la escuela primaria se ubican niños en edades escolares (de 6 a 12 años) prestos de conocer el mundo y de adquirir aprendizajes, que les sean útiles en su vida cotidiana, el ámbito educativo ofrece condiciones favorables para el reforzamiento de valores y cambios de actitud.
La mayor parte de los maestros, contamos con una gran sensibilidad para poder percibir el mundo y sus contrastes, por tanto, podemos fomentar desde el aula, prácticas y acciones enfocadas a cambios de actitud y hábitos de consumo, que repercuta en sus familias y provoque otro estilo de vida, haciendo consciente el origen, uso y destino de los productos que usamos, así como sus implicaciones en el ambiente y en nosotros mismos.
El presente trabajo de intervención pedagógica, se basa en un proceso de Investigación – Acción – Participativa en el cual se incorpora la dimensión ambiental de la comunidad participante, teniendo como fin, que a través de la educación ambiental se pueda abrir camino de reflexión para el consumo, con la finalidad de implementar cambios de actitudes y hábitos de consumo primero en los docentes y luego en la comunidad de la escuela primaria “Kyoto”. Recuperando la experiencia de trabajo colegiado de educación ambiental en torno al consumo de alimentos, la influencia de la televisión para el consumo y la relación que guarda el consumo en el juego y el juguete de la comunidad escolar.
El siguiente cuadro esquematiza la metodología a realizar, tomando en cuenta tres momentos; la investigación documental, las prácticas docentes y el análisis de resultados.
Al interior del plantel ya se han estado trabajando estrategias que promueven los temas seleccionados:
Consumo de alimentos
Las dietas recomendadas para niños deben promover la salud, apoyar el crecimiento y desarrollo y prevenir el riesgo de enfermedades.
El consumo excesivo de alimentos altos en grasa y el bajo consumo de frutas y verduras han sido relacionados con enfermedades crónico-degenerativas. En México, tales enfermedades están en aumento. Se sugieren medidas locales, regionales y nacionales dirigidas a mejorar la dieta de los niños mexicanos.
México aparece como el país cuya infancia se expone a la mayor cantidad de anuncios televisivos, sobre todo de alimentos contrarios a las recomendaciones de una dieta sana. El número de mensajes televisivos de alimentos chatarra que enganchan a menores de edad y los convierten en consumidores potenciales aumenta sin control. El sobrepeso y la obesidad también son consecuencia de alto consumo de productos chatarra y comida rápida que sólo proporcionan energía al cuerpo, más no proteínas, vitaminas y todo lo que requiere para tener un funcionamiento adecuado.
Al respecto maestros de la escuela primaria “Kyoto”, en todos los grupos de 1º. a 6º. han realizado diversas estrategias y actividades encaminadas al consumo responsable de alimentos que generen salud y bienestar personal.
Se sustituyó la venta de dulce por productos como amaranto, garbanzos, pepitas, palanquetas y frutas.
Algunos papás compartieron recetas de ensaladas y comidas que elaboraron junto con los niños y les informaron de los beneficios de una alimentación sana.
Se promovió la ingesta de cítricos en temporada invernal, para refuerzo en vías respiratorias y la elaboración de dibujos y otros materiales con las cáscaras.
Se están llevando a cabo pruebas de resistencia y sustitución, cuántas bolsas de frituras comes a la semana y cuántas sustituiste por una manzana u otra fruta, etc.
Consumo y Televisión
En algunos casos, niñas y niños ven la vida como una telenovela, porque así se les presenta y asumen que en la realidad deben seguir los estereotipos, lo que repercute en su comportamiento y en la forma de entender los hábitos sociales. Gran parte de los programas tienen un alto contenido de violencia y observan un alto índice de audiencia, porque esta conducta es fácilmente comercializable en todas las formas y expresiones.
La televisión no sólo incide en la conformación de ser y de percibir, sino también de los gustos. Se afirma que logra “capturar los sueños”. En el caso de las niñas propicia la búsqueda “del ideal” del cuerpo esbelto, estereotipos que desembocan en trastornos como la anorexia y la bulimia. En la actualidad, algunas menores dejan de comer y consumen grandes cantidades de agua, para conservar una estructura corporal impuesta por la influencia sublime de los anuncios televisivos. Al respecto se realizó una encuesta en la escuela primaria “Kyoto” para detectar el número de horas que pasan frente al televisor los niños, y el resultado fue de 3 a 5 horas, tiempo que mantienen su cuerpo en reposo, y en su mayoría se enajenan con programas violentos y telenovelas. Situación que ya se empezó a cuestionar al interior de los grupos haciendo análisis a la vez de proponer alternativas para ver la televisión de forma consciente y crítica.
Consumo y juguetes
Los juguetes y los juegos ocupan un lugar importante en la vida de los niños y niñas. Padres, madres y educadores sabemos que la capacidad de jugar reside, más que en los materiales de juego, en los propios niños, pero también debemos aprovechar y potenciar el carácter educativo y lúdico de los juguetes.
La mayoría de los juguetes de pilas sólo permiten la contemplación y admiración o la destrucción. Fomentan la pasividad y los niños se cansan pronto. Los juguetes sencillos desarrollan la imaginación (muñecas, coches, trenes, cocinas, etc.), permiten expresar a los niños sentimientos, valores, y aspiraciones. Si son muy sofisticados no dejan lugar a la creatividad. Los juguetes didácticos tienen una finalidad pedagógica importante de aprendizaje, esta puede ser una buena alternativa sin someter al niño a presiones, es decir dejarlo jugar libremente. Los juegos de mesa cooperativos son buenos para que los niños aprendan que la solidaridad es un valor positivo frente al individualismo y la competencia.
También es importante ayudar a los niños a reconocer los juguetes tradicionales: canicas, balero, trompo, matatena, etc., así como los juegos; amo ato, la gallina ciega, resorte, juegos de manos, reata, etc. Como docentes, no debemos olvidar que en cada juego y juguete, siempre deberá existir un fin, un aprendizaje y la recreación.
Algunos grupos ya han implementado estrategias como:
Concursos de trompo y de canicas.
Juguetes con material reciclable.
Que los abuelitos o papás compartan y les enseñen a los niños a jugar juegos de antaño.
Se propone realizar una visita a Xochimilco, caminaremos y observaremos en el tianguis de Nativitas los productos y juguetes que ahí venden, a la vez de hacer reflexión del uso de los mismos. Después asistiremos a la fábrica de amaranto, por considerarlo un alimento sano y nutritivo, como las verduras que observaremos en las chinampas, a la vez de reconocer su origen, producción y consumo.
Como evidencias generales, pretendemos llevar a cabo “Una feria de consumo responsable” que de muestra de algunas actividades realizadas durante el ciclo escolar, pero más que eso, la idea principal es dar a conocer a la comunidad escolar, alternativas de consumo y continuar poniendo en práctica en la vida diaria algunas acciones que fueron trabajadas e implementar otras que beneficien el cambio de actitudes, hacia un consumo responsable de forma permanente.
La evaluación será continua y cualitativa, sé que, difícilmente se pueden evaluar los valores y actitudes, ya que reflejan sentimientos, emociones y valores internos personales, determinan su forma de pensar, opinar y actuar, sin embargo, sí podemos observar cambios de conducta que den muestra de reflexión y crítica a nuestro actuar, acerca de nuestros modos de consumo al ir adquiriendo responsabilidad con el entorno, en un compromiso conjunto.
Es empezar a ver con otra mirada nuestras realidades para poder ser analíticos no sólo en relación al tema del consumo que ahora nos ocupa, sino ante las adversidades que se nos presenten ya sea de forma individual o colectiva.
Bibliografía
Arias, Miguel Àngel (2009) "Educación Ambiental e Interculturalidad: Una vinculación necesaria" en Educación Ambiental en la formación docente en México UPN, México
Benítez, Nancy (2006) “Educación Ambiental: Una aproximación desde las propiedades de los campos según Pierre Bordieu” en Caminos Abiertos, No. 167, Enero-Marzo, 2006.
Bauer, Arnold (2002) Somos lo que compramos. Historia de cultura en América Latina. Taurus- España.
Colom Cañellas J. Antonio.”Educación y consumo” en Teoría de la Educación de las Islas Baleares España. Taurus.
Cortina, Adela (2009) Por una ética del consumo. Taurus. Madrid España.
Lipovetsky, Gilles (1998) El imperio de lo efímero. Anagrama.
Morín, Edgar (1993) “La agonía planetaria” en Tierra Patria. Barcelona Cairos.
Planes y Programas de la SEP (1993)- (2009).
Ramírez, Beltrán R. Tonatiuh (2000) Educación ambiental: aproximaciones y reintegros. UPN. Ediciones Taller Abierto. Sociedad Cooperativa de Producciones. 1ª edición septiembre.
Sauvé, Lucie (1999) “La educación ambiental entre la modernidad y la posmodernidad: en busca de un marco de referencia educativo integrador” en Tópicos en Educación Ambiental. No.2
* Alumna de la Maestría en Educación Ambiental, Unidad 095 Azcapotzalco de la Universidad Pedagógica Nacional.
1 comentario:
me parece muy interesante, pero hay q tomar en cuanta, hace cuanto se realizo este trabajo, ahorta es otra cosa, el trabajo de la escuela se vino abajo, por la falta de apreciacion de padres de familia hacia el trabajo q se trataba de realizar con sus hijos, la calidad de esta escuela se acabo.
Publicar un comentario