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10 de abril de 2010

La Educación Ambiental llamada a ser la Educación del siglo XXI (Entrevista a Hernán Sorhuet Gelós)

Isadora Carcelen Navarro y Laura Caute Delgado*



¿Cuáles son las características de la institución en la que labora?

A) El Proyecto YVYSY de Educación Ambiental (EA) es una propuesta educativa uruguaya concebida como aporte a la formación de personas ambientalmente comprometidas en nuestra sociedad, sobre la base de la promoción de una cultura de paz, democracia, equidad social, solidaridad y compromiso con el cuidado ambiental. Pone especial énfasis en el público infantil y joven, aunque también involucra acciones con adultos. El énfasis del proyecto está centrado en la producción de materiales didácticos, y en la formación de docentes. Entre sus principales objetivos están:

- Generar la toma de conciencia del estrecho vínculo entre lo ambiental y la realidad cotidiana de la persona.
- Promover la reflexión de que nuestras acciones diarias tienen siempre un impacto en el entorno.
- Impulsar la comprensión del concepto de desarrollo sostenible con equidad y justicia.
- Educar ambientalmente al adulto a través del niño/a.
- Ayudar a la toma de conciencia del poder individual y colectivo que tiene la comunidad, para incidir en la toma de decisiones.
- Aprender a escuchar al otro, como clave del éxito en la educación ambiental.

B) La Comisión de Educación y Comunicación (CEC) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), es una red mundial de profesionales activos en las áreas de la comunicación, la educación y la gestión del aprendizaje, dedicados a generar el cambio para la co-creación de soluciones sostenibles mediante el liderazgo en la gestión de la comunicación, el aprendizaje y el conocimiento en las comunidades que más lo necesitan. A su vez, la UICN es la red ambiental de carácter global más grande y antigua del mundo (1948). Reúne a más de 1.000 organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, además de unos 11.000 científicos voluntarios y expertos en alrededor de 160 países. Su misión es: “Influenciar, alentar y ayudar a las sociedades de todo el mundo a conservar la integridad y la diversidad de la naturaleza y asegurar que cualquier utilización de los recursos naturales se haga de manera equitativa y ecológicamente sostenible.” El trabajo de la CEC se desarrolla en todas las regiones del mundo.

¿Cuál es su definición de Educación Ambiental?
Para muchos colegas todavía resulta cómodo y conveniente recurrir a definiciones de Educación Ambiental como que es el proceso permanente por el que las personas cobran conciencia de su medio ambiente y adquieren los conocimientos, los valores, las aptitudes, la experiencia y la determinación que les permitirá actuar, individual y colectivamente, para resolver los problemas ambientales presentes y futuros.

A mí me gusta ir más allá; arriesgar más y aumentar el compromiso. Digo que la EA es la denominación que en este momento le damos a lo que será la educación del siglo XXI. Propone la transformación educativa más trascendental y profunda de la historia, porque implica un cambio en la lógica imperante en la humanidad durante siglos; procura cambiar la forma de ver, considerar, valorar y pertenecer al mundo. Entre otras cosas combate la atomización y fragmentación de la realidad y el conocimiento. Es una educación que no admite la pobreza, la marginación, ni las exclusiones. Es una educación que busca formar a las personas de la manera más amplia posible pero no sobre la base del individualismo sino como seres esencialmente sociales, que trabajan en la construcción de una ciudadanía planetaria.

¿Qué hace usted, actualmente, en el campo de Educación Ambiental?
En el presente trabajo en proyectos editoriales siguiendo un cronograma anual preestablecido. Continúo en la producción de nuevos libros caracterizados por contener mucha información considerada relevante de divulgación general, pero también en los cuales trabajamos los valores y los principios esenciales de la conservación, como factores fundamentales en la formación de las personas de nuestro tiempo. Dentro de nuestras propuestas de EA se incluye algún proyecto de preparación de cortos para televisión que contengan mensajes ambientales dirigidos al público en general. Asimismo, y continuando con una propuesta que originalmente se denominó “Seminario de Medio Ambiente” —y que iniciamos en 1988 en Montevideo— estoy preparando un nuevo seminario para 2010 sobre cambio climático, dirigido a todo público.

¿Cómo le ha cambiado la vida a usted, le educación ambiental?
En realidad la EA no me cambió la vida. Mi vida cambió cuando hace muchos años comprendí que el modelo de desarrollo actual no tenía futuro, que se necesitaba una nueva moral ambiental y una nueva relación ética con el medio, con la vida. A partir de ese momento visualicé en la incipiente EA que emergía como una tímida propuesta pedagógica, el camino correcto a seguir. Todos estos años he tratado de aprender, de conocer y comprender más la realidad social, cultural, económica, política y ambiental de nuestros pueblos, para mejorar las propuestas educativas tendientes a formar personas acordes a los gigantescos desafíos de nuestro tiempo. Cuando uno cree que está en el camino correcto siente satisfacción personal y tranquilidad espiritual, más allá del nivel de fracaso que se coseche en procura de los objetivos trazados.

¿En su práctica educativa, que actividades realiza?
La mayor parte de mi tiempo lo dedico a mis actividades como escritor, y en menor medida, como docente.

¿Qué modelo pedagógico aplica?
En materia de modelos, a mi juicio la EA está sustentada en estrategias y recursos pedagógicos en permanente construcción, según la realidad global circundante y, sobre todo, según las realidades locales (culturales, sociales, económicas, políticas y ambientales) determinantes del nivel de vida y desarrollo de las comunidades. Esa extraordinaria dinámica es la que hace tan difícil consolidar progresos tangibles y medibles en materia de EA, en especial en el sistema de la educación formal.

¿Realiza evaluación en sus programas?
Como docente que soy, estoy estructurado para realizar permanentes evaluaciones de mis proyectos. Debido a ese súper dinamismo que caracteriza los proyectos y programas de EA, se hace necesario repensar la metodología de las evaluaciones para cada caso y circunstancia.

Es interesante constatar como la formación docente tradicional de la cual provienen casi todos los educadores, también nos impuso “a fuego” una especie de lógica estructurada en materia de sistemas de evaluación de nuestras actividades. Fuera de sus propuestas rígidas, solemos sentirnos perdidos, aceptando de manera inconsciente que se ha “castrado” nuestra creatividad y sentido común en ese terreno.

En mis proyectos y actividades de EA, en cada caso trato de plantearme un sistema de evaluación que me permita saber si estamos cumpliendo los objetivos trazados.

Si es así ¿Cómo lo hace?
En materia de libros producidos lo que hacemos es diseñar estrategias de evaluación lo más sencillas posibles, diseñadas para los trabajos anteriores, que ya tienen un tiempo medible de uso, en especial aquellos que forman parte de proyectos en la escuela pública uruguaya. También tomamos muy en cuenta aspectos claves de los proyectos editoriales que involucran actividades con los escolares y las familias de los mismos. La idea es trata de determinar si se ha operado algún cambio en la valoración y la predisposición de ellos hacia aspectos claves de sus vidas cotidianas –como hijos, padres, alumnos, trabajadores, vecinos, consumidores, tenedores de mascotas, etc., etc.-. Para ello, hemos recurrido a la creación de grupos de “multiplicadores ambientales”, concursos de arte, hasta la confección de sencillos cuestionarios.

¿Ha desarrollado materiales didácticos?
Como hemos dicho, en los últimos 15 años hemos producido 10 libros —de mi autoría— considerados materiales para promover la EA, un CD interactivo de juegos, una tira de cortos televisivos, algún juego didáctico sobre cartulina.

¿Cómo los elabora?
Tenemos un reducido equipo de profesionales que incluye docentes y creativos, que trabaja sobre la base de una planificación anual por consenso.

¿Cuáles son los principales obstáculos que ha encontrado al ser educador ambiental?
El mayor obstáculo que percibo desde que comencé mis actividades en el terreno de la EA es el acierto o el error en el mensaje ambiental. Por alguna razón no fácil de explicar ese mensaje ambiental que, para los convencidos como yo parece tan claro y lógico, no lo es tanto para el resto. De no ser así, los avances en EA durante los últimos 40 años hubieran sido significativos y notorios. Sin embargo, muchas de las antiguas propuestas mantienen vigencia. Pensando un poco más a fondo, es evidente que el principal obstáculo de la EA es que, se diga explícitamente o no, la EA propone un cambio radical en el estilo de vida de la gente, especialmente en lo que tiene que ver con el nivel de consumo, en qué gastamos el dinero y cuáles son nuestros sueños personales por los cuales luchamos todos los días. Entonces, casi nadie está dispuesto a dar ese gran paso, menos aún los responsables de la educación pública y privada de nuestros países.

¿Cuáles son las satisfacciones que le he dado ser educador ambiental?
La gran satisfacción de ser educador ambiental es estar convencido de que estamos en el camino correcto para tratar de construir un mundo más justo, equitativo y duradero.

En el plano más íntimo, hacer EA genera una sensación de plenitud espiritual muy gratificante. Transmite un estado de conciencia de que a cada instante se persigue la armonía con la biosfera, con el universo. Genera una sensación de pertenencia a algo muchísimo más grande que transmite paz, y motiva a prestar más atención a esa espiritualidad que la sociedad moderna se empeña en enterrar. En ese sentido no hay espacio para ser pesimista, aunque algunos proyecto materiales puedan fracasar.

¿Ha visto una evolución en Educación Ambiental al pasar de los años?¿Cómo ha sido esta evolución?
A pesar de que los educadores ambientales con años en este terreno solemos ser muy críticos con lo que ha ocurrido desde la década de los setenta a esta parte, es indudable que se han conseguido muchos logros. Hoy existe una conciencia básica y mínima sobre los asuntos ambientales en la población, que antes estaba reservada a los por entonces llamados “ecologistas”. Abundan los proyectos de EA en la órbita formal y no formal. Muchos países han logrado interesantes éxitos en sus currículos educativos. Desde hace años, se constata unanimidad en cuanto a la importancia que tiene la educación para transformar los valores de la sociedad, incluyendo desde luego en materia ambiental, de conservación de la diversidad biológica, y más recientemente, para llevar adelante estrategias exitosas de adaptación al cambio climático. El problema es que la urgencia y el tamaño de los problemas que nos acechan son tan grandes, que estamos muy lejos de estar dando la respuesta debido a los mismos.

¿Cuál considera usted, será el destino de la educación ambiental considerando el contexto histórico actual mundial?
Como dije al principio, la EA está llamada a ser la EDUCACIÓN de este siglo. Porque es la propuesta pedagógica mejor preparada para formar a las personas de acuerdo al nivel de desafío que nos imponen los tiempos que corren. Tarde o temprano, los gobiernos, las autoridades, las comunidades se darán cuenta de ello. Seguramente ocurrirá luego de tropezarse varias veces con la misma piedra, y pagando precios mucho más altos. Pero así es el ser humano: tozudo, torpe e inteligente “a cuentagotas”. Cuando llegue ese momento no tendrá sentido hablar más de EA, simplemente la llamaremos EDUCACIÓN. Poco importa que hoy algunos le coloquen a la EA el mote de educación para el desarrollo sostenible. Lo significativo es que las grandes mayorías se convenzan de que el modelo materialista, de sobreexplotación, de inequidad, de derroche, de desprecio por la vida que impera hoy, sólo puede conducir a los pueblos al suicidio colectivo.

¿Algún otro comentario?
Haré 3:

A) Cuando hablamos entre colegas debemos ser sinceros y claros. De lo contrario nos equivocaremos en aspectos claves del diagnóstico y, desde luego, en las propuestas de soluciones. Eso no significa que perdamos de vista un punto clave: en nuestro desempeño profesional los educadores ambientales debemos ser esencialmente optimistas. Nuestro mensaje es de futuro. Porque si transmitimos pesimismo inmovilizamos a las personas, las estamos invitando a que se crucen de brazos y esperen el destino sin pelear.

B) No tengamos temor en recurrir al terreno económico o material para explicar la realidad. Cuando los problemas se plantean en términos de dinero es cuando las personas entienden con mayor facilidad los argumentos. En otras palabras, suele ser una buena estrategia hablar de conservación y desarrollo sostenible demostrando que se pierde mucho más dinero –en el ámbito personal, familiar o comunitario- si administramos mal el ambiente y sus recursos. Los asuntos ambientales no implican solamente valores éticos y morales. Incluso se suele comprender mejor la idea de que le debemos devolver al ecosistema en el cual vivimos al menos tanto como lo que esperamos sacar de él.

C) No debemos perder de vista que en materia de valores, la “escuela” de la familia tiene mucha más influencia en la formación del niño/niña en valores que la escuela formal. Por eso resulta importante conocer lo mejor posible cual es la realidad familiar de nuestros alumnos, y en lo posible aplicar estrategias de EA que involucren al contexto familiar de los chicos.

*Alumnas de la Maestría en Educación Ambiental, Unidad 095 Azcapotzalco de la Universidad Pedagógica Nacional.

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