Búsquedas en Caminos Abiertos

4 de octubre de 2010

La explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes: Una realidad invisible

Ricardo García Jaime*

Fui niño, más no tuve infancia.
Anton Chéjov

La tradicional imagen de la niñez como etapa feliz, ausente de riesgos y protegida por la inocencia, es una falacia adulta sostenida a conveniencia, pues oculta abusos, entorpeciendo la modificación de condiciones desventajosas impuestas a este grupo de personas.

Esta visión de la niñez, a la luz de los hechos, queda rebasada por ideologías androcéntricas que les significan como menores sin derechos fácticos, incapaces para la toma de decisiones y susceptibles de olvidar experiencias traumáticas recibidas durante sus primeras décadas de vida.

Este contexto, reconocido por ciertos sectores sociales, dio origen a las declaraciones de Ginebra sobre los derechos del niño de 1924 y la declaración de los derechos del niño de 1959, las cuales establecieron la necesidad de protegerles contra toda forma de abandono, crueldad, explotación y trata de personas. Sin embargo no lograron unificar criterios en torno a la fragilidad de la niñez en un mundo de estructura adultocrática pues décadas después de haberse signado estos instrumentos, organismos internacionales especializados revelan que niñas, niños y adolescentes continúan trabajando en condiciones paralelas a la esclavitud, sin acceso a sistemas educativos, recibiendo violencia de género, violencia familiar, en pobreza, con desnutrición y expuestos a la explotación de su bien más intrínseco: el cuerpo.

La explotación del cuerpo mediante la imposición de prácticas sexuales remuneradas es hoy, no sólo una de las manifestaciones más frecuentes de violencia hacia niñas, niños y adolescentes, sino también un negocio lucrativo de escasa visibilidad social. En nuestro país se calcula que entre 18,000 y 20,000 menores de 18 años se encuentran en condiciones de explotación sexual comercial, aunque otras aproximaciones sugieren la existencia de entre 5,000 y 80,000 sólo en algunas de las ciudades más importantes de la república [1], cifras que concuerdan con datos de la ONU quien estima 70,000 niños/as mexicanos en esta situación.

La explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes, (ESCNNA por sus siglas en español) representa un negocio que, a través de la vulneración de derechos, genera decenas de millones de dólares[2]. Además este tipo de explotación se perfila según el centro de control y prevención de enfermedades de los Estados Unidos de América y la Universidad de Tufos en Massachussetts, como un delito comparable con el tráfico ilegal de drogas y armas[3].

La explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes comprende la utilización de menores de 18 años para relaciones eróticas/sexuales remuneradas, pornografía infantil, pornografía adolescente y espectáculos sexuales en los que exista intercambio económico o pago de otra índole para el/la menor o para terceros. En todos los casos se trata de una violación a sus derechos pues se les obliga a realizar trabajos forzosos utilizándoles como mercancía sexual[4]. Las relaciones eróticas/sexuales abarcan desde caricias, besos, masturbación, hasta relaciones sexuales orales, anales o vaginales. La pornografía involucra la producción, distribución, divulgación, oferta o posesión de materiales donde se les utilice sexualmente sea de forma explícita, real o simulada así como a la presentación de sus genitales con el propósito de excitar a los consumidores-agresores/as. Los espectáculos sexuales consisten en la exhibición de menores en actos públicos o privados.

El uso de niños, niñas y adolescentes en estas prácticas ha sido documentado en el país. En la ciudad de México, por ejemplo, son bien conocidas las zonas donde se practica la ESCNNA. En la alameda central, específicamente en el monumento a José Martí se ofrecen niños entre 9 y 17 años. En los andenes del metro Hidalgo, Chapultepec, Pino Suárez y Centro Médico se encuentran menores disponibles para relaciones sexuales. En la avenida circunvalación al menos 15% de las mujeres prostituidas son menores de 18 años. En la avenida san Pablo y los callejones de Manzanares y santo Tomás. En Garibaldi, Sullivan, avenida de los Insurgentes, Reforma, Zona Rosa, puente de Alvarado e inmediaciones de la Delegación Cuauhtemoc. Al Norte en la central de autobuses, metro indios verdes y metro la villa. Al oriente en cercanías del metro Zaragoza, bares de Iztapalapa y en la central de abastos. En el poniente en el pueblo de santa fé y la colonia Xalalpa[5]. Sin embargo la presencia de menores en estas zonas sólo muestra la modalidad más obvia de la ESCNNA pues en otros casos se les explota al interior de comercios: tiendas, loncherías, bares, estéticas, spas, centros de masajes, o en domicilios de exclusivas zonas residenciales.

En otros estados de la república la situación es similar. En la zona metropolitana del estado de Jalisco, existe ESCNNA en espacios públicos del centro histórico, en el parque Morelos y la colonia Retiro[6]. Allí se encuentran alrededor de 600 menores explotados sexualmente[7]. En zonas fronterizas como Tijuana o Ciudad Juárez es habitual la compra-venta de niñas-adolescentes para prostíbulos locales y de los Estados Unidos. Mientras que en Tapachula Chiapas, cientos de niñas centroamericanas robadas o engañadas son comercializadas con fines sexuales.

En zonas turísticas como Acapulco, Cancún o puerto Vallarta la presencia de ESCNNA, ha hecho que nuestro país sea considerado el “Bangkok de Latinoamérica” pues pone a disposición de “turistas sexuales ocasionales o preferenciales” más de 3,000 menores, muchos captados debido a situaciones de calle o condiciones de pobreza[8].

En estas zonas la población ha naturalizado la presencia de menores explotados sexualmente, integrándoles a los servicios comerciales de la localidad, de modo tal que las condiciones causantes de la explotación son minimizadas o racionalizadas como actos voluntarios de estas niñas/os.

Visibilizar la ESCNNA es el paso previo para conocer la realidad que viven miles de niñas, niños y adolescentes. Cuando se deja de pensar la explotación como una libre opción de vida se pueden apreciar muchos de los abusos cometidos contra estas personas: privación de libertad, violaciones, lesiones, iniciación y dependencia de drogas, infecciones de transmisión sexual, entre otros.

Se puede entender la dinámica de explotación. Primero la separación de los/as menores de sus grupos de apoyo (familia, amigos, comunidades de base) incrementando su desprotección y vulnerabilidad. El aislamiento físico al ser trasladados a otras colonias, zonas, estados o países. El control del cuerpo: ingesta de alimentos, aseo, acceso a servicios médicos. El confinamiento a ciertos espacios. El enganche a las drogas y control mediante su dependencia. El cobro devengado por ropa, maquillaje, comida, alojamiento, traslado, vigilancia y “protección”, que reduce a nada el dinero que llega a manos de las personas explotadas (sobra decir que las deudas generadas por el tráfico y la trata son de facto impagables).

Se advierten también costumbres sociales y dinámicas familiares que facilitan el acceso de los/as menores a la explotación. Procedimientos como la compra-venta de hijos/as, el préstamo de éstas/os a familiares o conocidos para trabajo o entrenamiento. La violencia familiar, el abuso sexual intrafamiliar o la expulsión a la vida en situación de calle, prácticas todas que terminan por exponerles a trata con propósitos sexuales.

Es necesario intervenir para detener estos abusos y generar condiciones seguras para el desarrollo de niñas, niños y adolescentes. Pero se precisa primero, dejar de naturalizar la explotación sexual. Nunca será opción de vida el abuso, como tampoco es válida la negación de esta realidad.

Notas
1. Informe global. Eliminemos la prostitución, la pornografía y la trata con propósitos sexuales de niños, niñas y adolescentes Ecpat, 2006.
2. Prostitución, no con nuestros niños, 2005.
3. Informe Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, 2007.
4. Adaptación de la declaración del congreso mundial contra la explotación sexual comercial de niños. Estocolmo, junio de 1996.
5. Informe Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, 2007.
6. informador.com.mx
7. Tolerancia cero, 2010.
8. Informe global. Eliminemos la prostitución, la pornografía y la trata con propósitos sexuales de niños, niñas y adolescentes Ecpat, 2006.

Referencias"
Chávez, Ma. Antonia (coord.) (2010). Tolerancia cero. Características de la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes en el Centro Histórico de Guadalajara, Jalisco”. Gobierno del estado de Jalisco-DIF.
Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (2007). Informe especial sobre explotación sexual comercial infantil en el Distrito Federal 2006. México CDHDF.
ECPAT (2006). Informe global de monitoreo de las acciones en contra de la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes. México. Bangkok, Saladaeng Printing Co. Ltd.
Negrete, Norma (coord.) (2005). Prostitución, no con nuestros niños. México, Plaza y Valdés.
Presentan observatorio de explotación sexual infantil en Guadalajara. informador.com.mx, 23 de junio de 2010: http://www.informador.com.mx/jalisco/2010/212255/6/

*Licenciado en psicología, terapeuta sexual, maestro en estudios de la mujer. Profesor asociado unidad 095 UPN.

No hay comentarios: